Sin lugar a dudas, todos entendemos que los sistemas de autoconsumo se coronan hoy en día como la opción más sostenible para el avance de un medio ámbito limpio y respetuoso. Con este condicionante, tiene lógica que los otros sistemas de energía queden apartados y, de a poco, su poder en el mercado se debilita ya que se disminuye la demanda en estos productos. La señal es efectiva, sin embargo, en oportunidades el avance de las instalaciones que se alimentan de los elementos renovables aún no alcanzan ajustarse a los modelos de lugar de vida españoles, en donde predominan los bloques de inmuebles.
El gas natural ya tiene como función agradar la necesidad de suplir el suministro eléctrico en una casa, dado que gracias a su permanente balanza entre la calidad y el valor, piensa un punto positivo de la eficacia energética que hay que asegurar en el lugar de vida. Sin embargo, su enorme partida se debe a la incapacidad de llegar a hogares que están alejadas de las metrópolis o las áreas despobladas.
En este sentido, para esta clase de hogares sí que es verdad que se tienen la posibilidad de ver favorecidos por los sistemas de energía renovables, dado que se tiene un extenso exterior o de una vivienda con tejado proprio en el que poder disponer las placas solares que recogen la radiación del Sol para editar sus provecho en consumo eléctrico propio. Si hablamos de la vivienda recurrente de los individuos, puede ser el más destacable para abastecer la luz, la calefacción y el agua ardiente sanitaria, pero si no es así, puede ser un poco caro.
Uno de los puntos negativos de los sistemas de autoconsumo es su precio. Más allá de que de a poco se están comenzando a regular por el mercado debido al apogeo de su demanda, aún no resulta alcanzable a las familias medias. Este hándicap que se muestra, se suma a que en los bloques de edificio se complica la instalación de cuadros fotovoltaicos al no tener espacio, por lo cual se puede recurrir a la alternativa: las baterías de almacenaje, cuyo precio no compensa al bolsillo de los individuos porque no acaban de hacer rentable su inversión.
Es por este motivo que el gas propano, butano y el sistema de electricidad aún cobran fuerza en el mercado de energía español, más que nada para las residencias vacacionales en las que los individuos suelen suceder el verano o las temporadas más templadas del año. Sus virtudes saben suplir a un precio más configurado y controlado por los propios individuos.
Por un lado, el propano y el butano pertenecen a la familia de los Gases Licuados del Petróleo (GLP). Esta propiedad provoca que muestran una secuencia de semejanzas:
Ambas fuentes de energía se venden al peso a granel y su precio de consumo lo regula el Gobierno de España, con la intención de que las compañías comercializadoras no se utilicen de su demanda. Sin embargo, el propano se puede canalizar.
Se venden en bombonas de precisamente 11 kilogramos (kg) que acostumbran costar unos 13 euros y acostumbran ajustarse al tiempo que se ocupa de estar en una segunda vivienda, cerca de un mes y medio.
Ambas ofrecen un servicio seguro de calefacción y agua ardiente sanitaria para la vivienda.
Por su lado, el sistema de electricidad se canaliza, de forma que el usuario afirma un suministro ininterrumpido y terminado, porque además brinda luz para la vivienda, además de calefacción y agua ardiente sanitaria. Su enorme aspecto negativo o desventaja piensa el valor a realizar los pagos, que es muy más alto que el resto de equipos accesibles. En este aspecto, no se llega a amortizar del todo la instalación, ya que en los meses de verano.